La ermita de María Magdalena

 


La ermita de María Magdalena fue edificada el año 1994 en el otro lado del camino, después de que la anterior ermita fuera destruida y el antiguo retablo desapareciera en 1936. Anterior a esta ermita, hacia el 1920, “El tío José, el Murcià” construyó una pequeña casita, con permiso de los Padres Escolapios, para realizar penitencia. Debido a la gran afluencia de personas que pasaban por allí, muchas de las cuales eran de Beniopa, cuya patrona es santa María Magdalena, El Murcià decidió poner una imagen pintada de la santa para poder fomentar la devoción.

Con los años, entre 1925 y 1935, la casita se convirtió en una capilla, con la instalación de un altar con un retablo con la imagen de María Magdalena, que hoy en día se puede venerar en el mismo lugar, donde el hermano Ignacio Martínez se preocupó de acondicionar tanto la capilla, instalando un pequeño altar con su retablo, como el acceso a la misma. La ermita primitiva tenía la pared de piedra, de unas dimensiones de cuatro metros de fachada, dos de ancho y tres metros de altura; con una puerta mirando hacia el mar, con una espadaña en su parte superior. En la ermita tenían lugar diversas celebraciones, destacando la solemne bendición de la campana el 20 de julio de 1930, con la intervención de la banda de música y cantos de los gozos escritos expresamente para dicha ocasión.




En el tiempo de la Guerra Civil la capilla fue totalmente destruida, pero se salvaron algunos elementos de culto y la tan apreciada imagen de María Magdalena, gracias al escolapio P. Rafael Sanchis y familias piadosas de Gandia. Tras la Guerra Civil la imagen de María Magdalena fue trasladada a la Iglesia de las Escuelas Pías donde fue custodiada por los Padres Escolapios en el retablo de Santa Teresa del Niño Jesús hasta que se construyó la nueva ermita en 1994.

Ya en 1958, el 11 de febrero que se celebra Nuestra Señora de Lourdes y bajo la dirección del P. José Molins Reig, los Escolapios colocaron la primera piedra de la que sería la nueva Gruta-Capilla de la Virgen de Lourdes, de planta semicircular con un altar y una cavidad excavada en la montaña donde se dispuso la imagen de la Virgen de Lourdes, erigida en el mismo lugar donde se encontraba la antigua capilla. Este nuevo lugar sagrado, sirvió de peregrinación para los alumnos de los diferentes colegios de nuestra ciudad, pero debido al paso de los años y los diferentes actos vandálicos, todo el conjunto acabó por desaparecer.

Así fue como en 1994 se construye la actual Ermita de María Magdalena, de planta rectangular con muros blancos con una sencilla techumbre de madera natural, inclinada a dos aguas con limatesa en el eje central y cubierta de teja cerámica roja, culminada por una pequeña espadaña que alberga una campana. La ermita tiene una ventana que mira hacia el mar y recibe los primeros rayos de sol cuando sale cada mañana.

En el exterior de la ermita hay un banco de piedra en forma de L, a modo de balcón hacia el barranco de Sant Nicolau, y desde el cual se pueden divisar las diferentes estructuras blanquecinas con las estaciones del Vía Crucis que hay diseminadas a lo largo de toda la subida a la ermita. Esta explanada, junto con los bancos de obra, fueron construidos gracias al Hermano Escolapio Ignacio Martínez, antes del año 1935, el cual urbanizó toda la subida a las dos ermitas en forma de escalones, tal y como lo podemos encontrar hoy en día, plantando cipreses en la primera parte del camino y poniendo asientos a lo largo de la subida para que los caminantes pudieran reposar.


En la fachada de la ermita podemos observar dos azulejos, uno dedicado a María Magdalena con Jesús Resucitado y el otro con el escudo de la Orden de las Escuelas Pías, Sede Canónica de la Hermandad de la Santísima Cruz, confeccionados por Cerámicas Celi de Gandia.



Dentro de la ermita podemos encontrar un retablo de madera construido por D. Gustavo Aviñó Dasca, idéntico tanto en dibujo, color y medidas al que había en la primera ermita, que está presidido por la imagen primitiva de Santa María Magdalena.

Como en otros elementos del patrimonio artístico, los actos vandálicos también han afectado a la Ermita de María Magdalena, pues en el Passio del año 1995, sólo un año después de su construcción, el P. Faus ya escribía: “Encara no inaugurada, l’ermiteta presenta ja algunes cicatrius i és per això que no puc evitar el comentari i reflexió que ja són habituals en mi. […] Quina educació donem que la gent no sap respectar ni la natura, ni els monuments, ni el mobiliari urbà?¨ El consiliario de la Hermandad de la Santísima Cruz finaliza su escrito diciendo: “Que l’ermita de la Magdalena siga per molts anys una ferida lluminosa que ens torne, si més no, la fe en el civisme del nostre poble”.

Debido a todos los desperfectos causados en la ermita a lo largo de los años, se tuvieron que tapiar dos ventanas que permitían contemplar desde fuera la imagen de Santa María Magdalena.

La belleza del entorno natural en el que se instala la ermita de María Magdalena conforma un paisaje en el cual no desentona sino todo lo contrario ya que forma parte intrínseca del mismo, no entendiéndose la orografía de la “Muntanyeta de Santa Anna” sin las dos ermitas.

Con todo este encanto de la Ermita de María Magdalena, y como muestra de veneración a la segunda imagen de la Hermandad de la Santísima Cruz, la Junta Directiva empezó a organizar esta romería para sus cofrades el año 2012.

La ermita de Santa María Magdalena fue vandalizada durante el estado de alarma del año 2020, a pesar del confinamiento de todos los españoles en sus hogares debido a la pandemia del Covid, donde se  destrozó la puerta para poder acceder a su interior además de ser objeto de pintadas vandálicas en los muros exteriores. Los asaltantes profanaron la imagen de María Magdalena arrancándole la calavera que portaba en su mano izquierda y siendo robada esa misma noche.


Tras el aviso de las autoridades tanto la imagen de María Magdalena como los diversos objetos de culto que había en su interior fueron puestos a buen recaudo custodiándose en la casa de un feligrés de la ermita de Santa Ana hasta que acabara el confinamiento y pudiera arreglarse los destrozos de la puerta y de la ermita, restableciendo de nuevo la seguridad de la imagen de la Santa.

La imagen no volvió a estar de manera perenne en su altar, y sólo se subía la talla para las peregrinaciones de la Hermandad de la Santísima Cruz, hasta que el 4 de noviembre de 2023 fue entronizada nuevamente en el altar de Santa Teresa de Jesús, en la iglesia de las Escuelas Pías, para ser venerada por los feligreses y custodiada por los Padres Escolapios.

Algunos cofrades de la Hermandad de la Santísima Cruz subieron por última vez con la talla de María Magdalena la mañana del lunes 23 de octubre de 2023 para realizar una fotografía de la imagen y poder reflejar, de manera fidedigna, la imagen de la santa en una fotografía a tamaño real para que quede a perpetuidad en el altar de la ermita.