Como cada año la Hermandad de la Santísima Cruz ha organizado un viaje para conocer diferentes Semanas Santas de la geografía española.
La ciudad escogida este ejercicio cofrade ha sido Cuenca, donde el fin de semana del 18 y 19 de noviembre los cofrades de la Hermandad de la Santísima Cruz pudieron conocer de cerca la Semana Santa conquense, así como de su rico patrimonio histórico y disfrutaron de su gastronomía.
La mañana del sábado 18 pudieron conocer de cerca la Semana Santa conquense gracias al presidente de la Hermandad Sacramental de San Fernando y la Venerable Hermandad de Nuestro Señor Jesucristo Resucitado y María Santísima, los cuales enseñaron la iglesia de la Virgen de la Luz y la iglesia del Salvador pudiendo observar su rica imaginería.
Por la tarde se realizó una visita panorámica en autobús por la Hoz del río Huécar, continuando el recorrido por las calles del centro histórico de Cuenca, conociendo los edificios más emblemáticos y la historia de la ciudad en una visita turística con un excelente guía.
El domingo 19 de noviembre, en la segunda jornada del viaje a Cuenca, se visitó la Catedral de Santa María la Mayor, que comenzó su construcción durante el reinado de Alfonso VIII en el año 1196, conociendo todas las singularidades de este templo de estilo gótico. Los cofrades también pudieron subir al triforio para visitar la parte superior de la catedral y sus torres inacabadas.
Seguidamente tomaron el tren turístico para recorrer las calles principales de Cuenca, tanto del casco histórico como de la ciudad moderna.
La visita a las Casas Colgadas, en pleno centro histórico de Cuenca, fue muy especial donde, además de visitar el Museo de Arte Abstracto Español pudieron ver las increíbles vistas que desde los emblemáticos balcones se pueden divisar.
Tras cruzar el puente de San Pablo, visitaron el claustro del actual Parador Nacional de Cuenca, que en sus inicios era el Convento de San Pablo que albergaba a los monjes de la orden de los Dominicos, de decoración renacentista.
Para finalizar tuvieron una comida de confraternidad para degustar la gastronomía típica de Cuenca como los zarajos, el ajoarriero o el morteruelo.