La Casa de la Marquesa acogió en el día de ayer la primera jornada del X Congreso de la Semana Santa de Gandia que se celebrará durante esta semana en nuestra ciudad. Un Congreso en el que participan 170 miembros de las distintas Hermandades gandienses.
Emili Ripoll, presidente de la Junta Mayor de Hermandades de la Semana Santa de Gandia, tomó la palabra para dar la bienvenida a los congresistas y agradecer el trabajo realizado por las 18 hermandades de la ciudad destacando que “siendo muchos, somos uno, lema de la acción social de la Semana Santa de 2024, captura la esencia del Congreso y la importancia de expresar nuestra fe de forma conjunta. Cada Hermandad aporta un elemento único a la misma.”
A continuación, tomó la palabra el alcalde de Gandia, José Manuel Prieto, quien puso en valor la capacidad de resistencia de la Semana Santa de Gandia desde la celebración del anterior congreso en plena pandemia.
Asimismo, quiso destacar que en la ciudad de Gandia la fe se transmite de padres a hijos y de generación en generación.
La primera autoridad de Gandia quiso destacar que “la Semana Santa de Gandia está en uno de sus mejores momentos” a lo que añadió que “estamos en condiciones de darle a la Semana Santa un espacio definitivo para las imágenes y poder exponer su rico patrimonio”.
La jornada finalizó con la ponencia del Excmo. y Rvdo. Sr. D. José Vilaplana, Obispo emérito de Huelva: “Semana Santa, retos y oportunidades” y que resultó de gran interés para todos los presentes.
D. José Vilaplana en primer lugar quiso puntualizar que “la Semana Santa se celebra allí donde haya un cristiano que viva con fe la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Existen riesgos de vivir una Semana Santa desvinculada del misterio de la comunidad cristiana”.
Al igual que el alcalde de Gandia quiso destacar que la relevancia pública de la Semana Santa está en aumento.
Para el obispo emérito de Huelva “la Semana Santa también es una forma de poner belleza en las calles” y quiso hacer un recorrido por las Hermandades de Gandia destacando “la belleza de la Entrada de Jesús en Jerusalén y su bendición a los niños que lo acompañan o del Cristo de la Buena Muerte que impresiona a las personas, la belleza del color, de la música, del silencio y recogimiento, la austeridad de la imagen del Cristo del Silencio o la majestuosidad del Sepulcro”.
También quiso destacar que no se puede desvincular la Semana Santa de las calles de la Semana Santa que se vive en los templos ya que la Semana Santa debe alimentar la raíz de la fe en los miembros sin juzgar y sin fundamentalismos, pidiendo a los responsables de las Hermandades que” los cofrades debéis ayudar a vuestros Hermanos para que descubran la lectura de la Pasión, la misa del jueves santo, entre otros. La calle no puede estar separada del templo. Debe estar enraizada en la liturgia.”
Por otro lado, quiso poner de manifiesto la necesidad de que los cofrades conozcan sus propios estatutos que deben estar en permanente revisión para actualizarlos y revisarlos, siendo sus pilares la formación, el culto y la caridad.
El obispo emérito de Huelva quiso poner pie en pared ante las “guerras” que ha observado que se producen en algunas Hermandades del país por ver qué imagen es mejor que otra. Ante esto afirmó que “el apego a las imágenes de las propias hermandades no puede reducir a la contemplación de la imagen. La imagen es un trampolín para estar con Jesús o la Virgen María, Sin caer en guerras entre hermandades por sus imágenes porque hablamos del mismo Cristo o Virgen”
También quiso corregir un error en el que caen muchos cofrades y les advirtió que la Semana Santa no acaba el Viernes Santo ya que no celebramos un fracaso sino el triunfo del amor sobre el egoísmo, de la gracia sobre la maldad, animando a hacer del Domingo de Resurrección el día de los cristianos.
Finalmente quiso realizar una advertencia ante el riesgo de una vanidad creciente, afirmando que” no salimos para que nos vean. Nos ven porque salimos. Salimos para manifestar que amamos a Cristo”.
📸 Víctor Valls