Glorioso Encuentro de Resurrección


La primera procesión del Domingo de Resurrección se realizó el año 1956. A las 8'30 de la mañana, en la iglesia Colegial, se celebró una Misa, a la que asistieron todas las Hermandades excepto las de la Dolorosa y la Soledad, que tenían la misa a la misma hora en la iglesia de Palacio. 

Terminadas las misas, salieron de la Colegiata la procesión del Cristo de la Resurrección, y del Palacio la Virgen de la Soledad, acompañadas ambas imágenes por las Hermandades que habían celebrado la Eucaristía en dichos templos.

La procesión del Cristo se dirigió por la calle Abadía y Mayor al Paseo de las Germanías. A tiempo oportuno salió de Palacio la imagen de la Soledad, y ambas imágenes se encontraron en la confluencia de Germanías con la calle Mayor, donde tuvo lugar el Encuentro Glorioso, y tras los acordes del Himno Nacional se disparó una traca seguido del volteo general de campanas y la liberación de palomas.

Seguidamente se continuó la procesión triunfal por Paseo de las Germanías, San Francisco de Borja, plaza  Escuelas Pías, Mártires, Alcalá de Olmo, San Pascual, siguiendo la imagen de la Soledad hasta el Palacio, y el Cristo de la Resurrección a la iglesia Colegial. 

Tras este primer Glorioso Encuentro, cada año los cofrades participan anualmente en esta celebración tan señalada, ya que es el día más importante para los cristianos, ya que se celebra la resurrección de Jesucristo al tercer día después de su muerte.

Al año siguiente se introdujo el lanzamiento de caramelos tras el encuentro del Cristo Resucitado.

 

Los dos primeros encuentros gloriosos se realizaron en la confluencia de las calles Vallier y Mayor con el Paseo de las Germanías, y a partir del año 1958 se trasladaron a la confluencia de la Avenida Marqués de Campo con la calle Màrtirs hasta 1964, ya que en el 1965 se pasó a realizar en la esquina de la calle Mayor con la Plaza Escuelas Pías hasta 1995.


 El año 1996 el Glorioso Encuentro de Resurrección pasó a realizarse en la plaza de la Constitución, tradición que se ha conservado hasta nuestros días.

Una vez se encuentran la imagen del Cristo Resucitado con la Virgen de la Soledad, ésta cambia el manto negro del luto por la muerte de su Hijo por el azul de la alegría.

Seguidamente una explosión de alegría y color invade la plaza, lanzando los cofrades al aire un derroche de caramelos.

Mientras por medio de altavoces se escucha el “Aleluya” de Haendel, se dispararan fuegos aéreos, y hay volteo general de campanas en las parroquias de la Insigne Colegiata y San José, además de liberar palomas y globos cautivos dando comienzo al tiempo de la Pascua.