Procesión del Viernes Santo

Debido a la desaparición del archivo de la Colegiata de Gandia en 1936, a causa de la Guerra Civil, se hace complicado obtener información sobre la Semana Santa de Gandia y sus orígenes; pero consta que son medievales por el hallazgo de noticias y documentos que demuestran que en el siglo XIV ya se dramatizaba la Pasión de Cristo en la Plaza Mayor, ante la Insigne Colegiata, ya que hay constancia de que la Cofradía de “la Sangre de Nuestro Señor JesuChristo” era la encargada de organizar la Procesión del Viernes Santo que salía en procesión desde la ermita de San Sebastián situada donde, poco más de un siglo después, San Francisco de Borja alzaría la primera universidad jesuita española.  Con el paso del tiempo, tanto el Manual de Consells de Gandia (1485) como el Llibre de Records (1588), nos muestran ejemplos de diferentes procesiones hasta llegar al siglo XVIII, cuando la Ilustración nos trajo en 1768 el Expediente General de Cofradías (1768) que llegó a prohibir las procesiones de disciplinantes y la representación de comedias para velar por la dignidad de las imágenes y luchar contra el exceso representativo del arte Barroco.

En el horizonte urbano de la Gandia decimonónica se conmemoraba, como ahora, la Semana Santa y, dentro de los actos, la procesión del Viernes Santo discurría por las calles de nuestra ciudad ducal.

Nunca mejor dicho ciudad ducal pues el itinerario no sobrepasaba el recinto amurallado de la Gandia de los duques; lo que es hoy casco urbano y entonces conocido por la Vila.

Uno de los testimonios de los que nos valemos para conocer el circuito en donde se desarrollaba la magnífica manifestación del Santo Entierro es la tradición oral, la transmitida de abuelos a nietos; ya que así también habla la historia.
De aquellas personas y conocedores de la materia se recuerda, entre otros, a D. Fernando Chorro Urgeles testigo de excepción como después veremos. Otra aportación importante la debemos a D. Andrés Ferrer y Sellés de quién conocemos una fotografía en la que la procesión -y en concreto una parte de ella, el Paso de la Cruz- desciende por la calle Mayor. Fotografía de finales de siglo XIX que la tienen sus herederos, familia Burguera, que viven en Madrid. La tercera persona es el que fue corresponsal en Gandia, D. Juan Beltrán Baydal en sus notas autógrafas que se conservan en su "dossier" del periódico "Las Provincias" y relativas a esta procesión.
Cierran nuestras fuentes otros documentos de transmisión escrita como es el extraordinario Plano de levantamiento planimétrico de la ciudad realizado por D. Antonio Vicente Vidal y Lloret, maestro de obras, fechado en el año 1.877 y en el que se detalla la situación de las murallas y las calles de aquel entonces.

La procesión del Santo Entierro salía de la Plaza de los Apóstoles por la calle de la Abadía o Cofradía de la Asunción a la calle Mayor. Desde aquí descendía hasta la Plaza de las Escuelas Pías siguiendo por la que hoy es San José de Calasanz, hasta alcanzar la Vilanova del Trapig (hoy S. Francisco de Borja). En esta intersección se cerraba la calle formando un rincón vallado por el patio del Colegio Escolapios.

Desde este rincón ascendía en dirección a poniente y llegando a lo que es hoy Fomento, y entonces casa de los Sres. Morán, tomaba Diezmo -del Delme- a encontrar la Plaza del Santo Duque, donde tomando la dirección de Levante, bajaba por la calle de la Trapería (actualmente Ausiàs March), y desembocaba en la Plaza Mayor, llamada en un tiempo Mercado, Mercat o de La Vila.

Hubo con anterioridad otro itinerario más corto del que no se ha encontrado constancia escrita.

Según los periódicos de la época, como El Litoral, en 1881 salió el paso de la Santa Cruz – usando el superlativo de Santísima- en la Semana Santa gandiense, llamando la atención en aquel Viernes Santo del mes de abril. Se repiten los periódicos y en el año 1883 escriben respecto a la Santísima Cruz que desfiló procesionalmente el “magnífico paso que lució mucho llevado por jóvenes de ésta ciudad”. Así pues el signo de la Redención estuvo presente en aquellos tiempos en nuestra Semana Santa, en la Procesión del Santo Entierro del Viernes Santo, esta vez del mes de marzo.

Según el artículo “Itineraris del Divendres Sant a Gandia” de José Torres Martínez, publicado el jueves 5 de abril de 2012 en el periódico Levante, la procesión del Viernes Santo de inicios del siglo XX mantuvo su itinerario por las calles del centro de la ciudad, manteniéndose prácticamente inalterable hasta mitad de siglo, y visitando todos los edificios emblemáticos de carácter civil y religiosos.

Según cita en el artículo “El 1910 la prensa contaba que la procesión del Viernes Santo había registrado una menor seriedad y recogimiento, mientras que la de 1921 resultó muy participativa. El Ayuntamiento, por esos años, prohibía el tránsito de carruajes por la ciudad con el fin de conseguir un ambiente adecuado para el Jueves y Viernes Santo, aunque no siempre se conseguía, como pasó en 1918.

En la década de los años veinte, la procesión mostraba síntomas de escasa continuidad a pesar de que se realizaba todos los años. El año 1924 hubo mucha participación y devoción, y el 1926, la prensa comentaba la conveniencia o no de continuar la tradición gandiense de repartir dulces por parte de los cofrades por ser irreverente e impropia. El año siguiente la procesión era larga y muy bonita, aunque no todos los cofrades salían con vesta. [...]

Años más tarde los cofrades los de la Cruz y los del Santo Sepulcro irían con sus vestas. [...]

Después de unos años de decadencia, entre 1929 y 1931, la Semana Santa gandiense vivió una época de esplendor.

Las cofradías resurgieron con fuerza para desaparecer tras la proclamación republicana. En estos años hubo novedades respecto a otros años anteriores: mejora del patrimonio, reorganización, modernización e influencia de otros lugares.

Así, en el año 1929, y con las Hermandades del Sepulcro y la Cruz arrastrando las otras cofradías, la procesión del Viernes Santo resultó impactante. Se acordó retrasar una hora el inicio para conseguir el mismo esplendor que en otros lugares y se cambió el itinerario. Este ofrecía dudas por los posibles problemas que pudieran ocasionar algunos pasos, como el Descendimiento o la Cruz, al circular por ciertas calles. [...]

El 1930 se mejoró la organización de la procesión con un itinerario nuevo que no era ni el tradicional ni el del último año, pero que era fácil de soportar. Además, hubo más afluencia de visitantes y mucha animación, aunque una lluvia ligera casi lo impidió.

El 1931 fue la última vez que por las calles de Gandía desfilaron la Santa Cena, el Huerto, Cristo en la Columna, el Ecce Homo, San Pedro, el Nazareno, Jesús Crucificado, el Descendimiento, la Dolorosa, el Sepulcro, la Cruz, la Madre de Dios al pie de la Cruz y la Soledad en la procesión del Viernes Santo. Se volvió a variar el itinerario, llegando incluso a que nadie lo conociera a la hora de empezar, motivo por el cual la prensa pedía que todos acordaran para el futuro una carrera definitiva.

Después de la proclamación de la República, ya no volvió a salir la procesión del Viernes Santo".

Tras el paréntesis de la Guerra Civil, se tiene constancia que en la década de 1950 el recorrido de la Procesión del Viernes Santo era el siguiente: A las 19:30 horas y saliendo de la Iglesia del Beato, por Duque Carlos de Borja, Carmen (posteriormente San José de Calasanz), S. Francisco de Borja, Rausell, Plaza José Antonio, Benedicto XV, Vallier, Cabo Pastor, Santo Duque, Ausiàs March, Plaza del Caudillo, Cánovas del Castillo, Canónigo Morell, Plaza María Enríquez, Avda. Mártires, Mayor, Cruz, Plaza Rey D. Jaime, (delante Beneficencia), Beato Andrés Hibernón y San Roque.

Aunque la Asociación de Caballeros de la Santísima Cruz de Gandia fue la primera Hermandad en refundarse tras la Guerra Civil en 1940, seguida de la Sagrada Oración de Jesús en el Huerto o el Santo Sepulcro diez años después en 1950, o la Flagelación de Jesús Atado a la Columna en 1951,  en la primera procesión del Santo Entierro de la postguerra, que se celebró en 1951, la Asociación de la Santísima Cruz salió en procesión con la cruz construida en 1940 en andas provisionales, participando sus asociados sin uniformar.

Parece ser que  desde la refundación la Asociación de la Santísima Cruz celebraba una procesión propia en la tarde del Viernes Santo, ya que en el acta del 2 de mayo de 1954 se propone la posibilidad de no celebrar la procesión preliminar a la del Santo Entierro a partir de 1955.

En años posteriores el itinerario de la Procesión del Viernes Santo sufrió leves modificaciones, hasta 1956 que cambia el inicio de la procesión a la plaza Leandro Calvo, pero terminando como era costumbre en la iglesia del Beato, donde llegados a este punto las Hermandades regresaban a sus iglesias-sede por los itinerarios más convenientes.

Desde 1959 la Procesión del Viernes Santo finalizaba en la plaza Escuelas Pías, aunque desde 1961 hasta 1967 la salida volvió a realizarse desde la Iglesia del Beato: Duque Carlos de Borja, Carmen, San Francisco de Borja, Rausell, plaza José Antonio, Benedicto XV, Vallier y Mayor.

En 1968 se inicia la procesión desde el principio de la calle San Francisco de Borja, tradición que ha llegado hasta nuestros días, excepto en el año 2009 que debido a las obras de la calle San Francisco de Borja se propuso ir por la calle San Rafael, pero que a causa de la lluvia se decidió cancelarla minutos antes de su inicio. El año 2012, tras una propuesta de la Junta Directiva de la Junta Mayor de Hermandades, y con la aprobación por unanimidad de todas las Hermandades en una reunión de enlaces y Hermanos Mayores, se realizó la prueba de procesionar por la calle Alzira; desde la calle Alzira, San Rafael, Paseo de las Germanías (delante del Teatro Serrano), Rausell, Prado, Mezquita del Raval, plaza de San José, Vallier, Paseo de las Germanías (delante de Banesto), Duc Alfons el Vell y Ausiàs March, finalizando en la plaza Mayor. Una vez pasada la Semana Santa del 2012 la Asamblea General de la Semana Santa decidió volver al trazado tradicional de la calle San Francisco de Borja.

Respecto al lugar donde finaliza la procesión, que siempre debe ser una iglesia, por eso hasta 1988 finalizaba en las Escuelas Pías, y desde 1999 hasta la actualidad la Procesión del Viernes Santo finaliza en la Insigne Colegiata de Gandia.

A continuación se transcribe el comentario radiofónico del momento en que se describía el paso de la Santísima Cruz en la Procesión del Santo Entierro en marzo de 1989.

“Aún resuenan los tambores y cornetas del Santo Sepulcro, cuando aparecen los infantes de la "Asociación de Caballeros de la Santísima Cruz" que inician el cortejo
procesional portando tres sencillas cruces y el estandarte de la Hermandad.

Las toallas que, como lianas, cuelgan de las cruces son blancas con bordaduras brocadas con dibujos alegóricos de la Pasión y ondean movidas por la brisa de esta noche del plenilunio del Viernes Santo Gandiense.

Tras las cruces los sayones de blanca túnica, con capirotes negros de raso brillante y en cuyo ápice de tela que cae sobre el pecho vislumbramos bordados en
cordoncillo rojo los 5 emblemas propios de la Asociación.

De la cintura de los cófrades cuelgan los cíngulos rojos y negros y los
hombros de los penitentes se cubren con capas blancas anudadas al cuello que flotan al paso de los Nazarenos.

En el claroscuro de la calle hay un serpenteo de luces que como lámina flexible se mueve por el rítmico balance o de los báculos cuyos faroles en azul y rojo sangre que evoca el fuego y la llama del amor de Cristo.

Mientras pasa la ondulante fila de los encapuchados, contrapunto vivo de otras hermandades de rigidez militar, recordamos y comentamos un poco de la historia y vida de esta Asociación de La Santísima Cruz.

Finalmente llega el trono o paso de la Cruz; mucha gente se levanta de sus sillas porque dentro de su desnuda sencillez hay un grande y complejo mensaje que emana de esos brazos abiertos de madera.

Símbolo enhiesto y hasta áspero que tiene, sin embargo, el candor acicalado y dulce de la toalla que descendió el cuerpo del Señor. Toalla blanca y centenaria almidonada, de pliegues y encajes ancestrales que ondea con extraña solemnidad movida por el paso y la caricia del viento vespertino irradiando -como decíamos antes- todo un mensaje de amor y paz.

Tras la carroza, trono - o como el uso del pueblo la llama- "LA CREU”, cierran la comitiva, la camarera Mª. Teresa Alandete Lledó, cuarta en el orden histórico que viste un traje morado y cirio decorado, su porte y paso solemne, grácil y respetuoso, el consiliario Rector de las Escuelas Pías y el Presidente D. Juan Ramírez Miret, que viste de traje negro con insignia de gran tamaño con el emblema de la Asociación colgante de cordón rojo y negro.

En los lados y acompañando a los representantes de las Asociación, dos caballeros con la vestimenta característica de los penitentes de la misma.

Vemos y oímos el último eco de la hermandad que se aleja bajo los acordes de la Banda Santa Cecilia de Ador”.

La Procesión del Viernes Santo de Gandia tiene una peculiaridad, y es que desde el inicio hasta el final es una catequesis viviente, cuya misión última es evangelizar a todos los visitantes y personas que se acercan a ver la procesión, que dura cerca de cinco horas. Tras el resonar de los tambores durante toda la tarde, y a través de las diferentes imágenes de las 18 Hermandades de la Semana Santa de Gandia, se narra visualmente la pasión y muerte de Jesucristo. Las Hermandades procesionan en orden cronológico según el relato de la Pasión en los Evangelios, sacando a la calle sus estandartes, imágenes y señas de identidad propias a las que acompañan más de 5.000 cofrades que componen la Semana Santa gandiense.

En el año 1931, en que proclamada la Segunda República, se suspendieron todas las manifestaciones religiosas, y los años 1937, 1938 y 1939 en que la Semana Santa desapareció a causa de la Guerra Civil Española, la procesión del Viernes Santo no había sido nunca anulada por causas que no fueran climatológicas, cómo pasó en los años 1990, 2002, 2009 y 2019.

El año 2020, y debido a la gran crisis sanitaria que causó la pandemia del coronavirus a nivel mundial, tras la recomendaciones del Ministerio de Sanidad y el Arzobispado de Valencia, además del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el cual el Gobierno de España declaraba el Estado de Alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19, la Junta Mayor de Hermandades de la Semana Santa de Gandia, de acuerdo con las 18 Hermandades decidieron la suspensión de todos los actos y desfiles procesionales correspondientes a la Semana Santa de 2020, decisión tomada por responsabilidad para evitar ser un foco de contagio entre turistas y cofrades y solidaridad con todos los afectados por la pandemia de la Covid-19, ya que semanas antes de la Semana Santa se incrementó exponencialmente el número de afectados y fallecidos por el coronavirus, que los cofrades acogieron con enorme pesar, pero con el convencimiento que era necesario para solucionar la situación de pandemia existente. Eso significó que los cofrades vivieron esa Semana Santa del año 2020 como aquellos primeros Cristianos, en la intimidad y recordando la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

Lo mismo ocurrió el año 2021, en el que la Junta Mayor de Hermandades de la Semana Santa de Gandia, y a la vista del Decreto de fecha 15 de febrero de 2021 del Emmo. y Rvdmo. Sr. D. Antonio, Cardenal Cañizares Lloverá, publicado el día 17 del mismo mes y año, emitió el siguiente comunicado: “Que, atendiendo al contenido del Decreto por el cual se desaconseja la realización de actos y celebraciones que impliquen la concentración de grandes grupos de personas y, en especial, aquellas manifestaciones de culto externas que comporten el uso de vía pública, la Semana Santa de Gandia no va a proceder a la organización y realización de desfiles procesionales y penitenciales en la vía pública”.